miércoles, 16 de mayo de 2012

SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ



Una chica llega a altas horas de la noche a su departamento de estudiantes donde vive, se quedó hasta muy tarde con sus amigas y cuando llega son más de las 3 de la mañana.

Entra en la habitación tratando de no hacer ruido para no despertar a su compañera de cuarto, tampoco enciende la luz para no molestarla; por lo que tiene que caminar a oscuras utilizando solamente la luz de su teléfono celular para no golpearse con los muebles.

Cuando se mete en la cama empieza a oír quejidos ahogados, la chica se queda en silencio para escuchar mejor. El sonido es como pequeños gritos ahogados o quejidos sin fuerza. Se imagina que su compañera se trajo a su novio y estarán teniendo una noche apasionada. Le sorprende que no haya colgado una prenda de vestir en la puerta como es de costumbre para avisar que tienen "visitas". Pero está demasiada cansada y no quiere levantarse para buscar otro lugar donde dormir. 

Sin darse cuenta cae en un profundo sueño entre lamentos y quejidos.

A la mañana siguiente se despierta sintiendo una humedad en su cama, aun media dormida lleva su mano al líquido que empapa su manta y pega un salto tras comprobar que es sangre. Sobre su colcha, la cabeza cortada de su amiga con un pañuelo en la boca que le sirvió de mordaza la noche anterior.

La habitación parece un matadero, todo ensangrentado y en la pared escrito con sangre de su amiga se podía leer:

"SUERTE QUE NO ENCENDISTE LA LUZ"

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